lunes, 13 de junio de 2016

XXVIII Triatlón de Suances

20 meses más tarde y 2 kg más (en noviembre pasado eran 11…), desde que hice el último triatlón, y en plena preparación para el Iron Man de Vitoria, aproveché una semana de descarga para volver a sentir la tensión de la competición: el pasado domingo 12 de junio, acudí al triatlón de Suances, un clásico de las pruebas triatléticas de Cantabria.

Mi estado de forma era una incógnita, porque estoy haciendo muchos kilómetros de bici, y algo más de lo que acostumbraba a pie, nadando bastante menos, pero… para unos ritmos y para unas distancias mucho mayores, amén de unos desniveles no tan exigentes como ocurre en Suances. Este año, además, se variaba parte del recorrido, y se subía Ubiarco 2 veces.

También hay que decir que no me quedaba otra que competir con cabra, ya que mi BH de ruta sufrió más que yo con el choque contra un coche el mes pasado, y rompí el cuadro, más algún otro desperfecto. Pero habían repartido estas cartas, y con ellas había que jugar.

Esta temporada, en nuestro equipo del T. Costa Quebrada, hemos hecho no sé cuántos nuevos fichajes, desde personajes consagrados, hasta lechones con muchas ganas de impregnarse de este precioso y exigente deporte.

Así, nos colocamos en la orilla de la Playa de Los Locos sobre las 9:30 unos 150 participantes, con un mar tranquilo, hecho no siempre habitual en esta prueba, pero que, sin duda, muchos agradecieron. Este año, como decía, estoy nadando, a ojo, un 25% menos metros de los que hacía en 2014 (no veo mucha diferencia en sensaciones y tiempos entrenando, sinceramente), y con menos intensidad: el Iron Man manda, amigo, la guerra mayor es muy distinta a la pequeña batallita.

Salida limpia de golpes y de sorpresas, con aviso de tiempo restante hasta la bocina, perfecto. Primeros metros un poco agitado, pero a los 300 m cojo ritmo cómodo y referencia de algún participante al que seguir a pies. Así el recorrido completo hasta la orilla de nuevo, que por el GPS me salieron 1.160 m (de los 1.200 m “oficiales”, así que bien medido). Salgo en la posición 43 del agua, sin matarme, a pesar de parar 2 veces a colocarme bien las gafas por un manotazo que me hacía que entrase agua, me quito el neopreno (tras mucha lucha con él, demasiada…) y subo las infartantes escaleras hasta los boxes.

Rápidamente coloco dorsal, gafas y casco, y corro hasta la carretera, donde me subo a la Slice. Nada más empezar a pedalear, me animan Josué y Bardy (mi entrenador y su carismático padre), y veo delante de mí a mi compañero Alejo, que ha nadado muy bien, peleando con las zapatillas, jeje. A mí me pasa parecido, y sin darme apenas cuenta, me vuelve a adelantar Alejo y Oliver, que ha salido del agua justo detrás de mí. Tener como referencia a 2 chicos de mi equipo justo delante, es una ventaja, porque conozco mejor cómo se desenvuelven, ya que había bastante gente foránea, y no veía muchas más ruedas a las que poder seguir con claridad.

La subida a La Tablía la hacemos relativamente sueltos aún, y en cuanto la carretera se pone llana, aprovecho a acoplarme y apretar: si tengo que hacer la carrera con una cabra, qué menos que intentar tensar en el terreno más favorable para ella, que no son las subidas, precisamente…

Adelanto a Alejo, en este rápido tramo, pero en cuanto vuelve el rampón de entrada a Ubiarco, me vuelvo a descolgar, si bien mantengo contacto visual con él y Oli. Lo mismo en toda la subida a Ubiarco, pero no noto las piernas especialmente sueltas, menos mal que se supone que era una semana de descarga y tendría que haber llegado medianamente descansado, que si no…

Tras coronar Ubiarco, el tramo de enlace a la carretera Yuso-Camplengo se hace rápido, y tengo un pequeño toma y daca con Mendi (T. Buelna-Bathco), que dura poco, porque este ave vuela bastante más alto que yo, jaja. En la rapidísima bajada a Camplengo, dejo atrás a Alejo y cojo un poco más adelante a Oli, al que ya no perdería el contacto hasta el final, fue una bonita “no lucha”.

Nuevamente, bajada hasta Tagle, en la que meto el 53x11 y le doy fuerte a la Slice, qué maravilla la cabra esta, amigo, ¿dónde has estado todo este tiempo? Cómoda, rápida, segura, traza de maravilla, no le veo puntos flacos incluso en las frenadas…

El pueblo de Tagle se pasa rapidísimo, y otra vez la cruda realidad de atravesar Ubiarco y volver  a coronar su pestosillo minipuerto. Noto que el sillín se me ha bajado (parece que ya he encontrado el remedio para evitarlo) y hace que las piernas no rindan a tope y vayan cargadas, pero el objetivo era ir fuerte en bici, aunque, repito, no es este el terreno en el que estoy entrenando habitualmente, ni mucho menos estas las intensidades en las que me estoy moviendo, pero había que probarse un poco, sufrir y fastidiarse.

Llego a Suances con el 49 mejor parcial de bici. He sufrido más de lo que debía y pensaba inicialmente, con mucha subida, que tampoco es mi punto fuerte, pero digamos que lo solventé. Qué rabia no tener más frescura de piernas… ¡ay!

Me pongo a correr con Oli cerca de mí, y un poco detrás Alejo. También han salido junto a mí a este sector final Nacho Rodríguez y Javi Trueba (ambos del T. Buscadores), y ya en la primera rampa noto que la bici me ha hecho pupita. No cojo buen ritmo nunca, las cuestas se hacen pesadas y bajarlas, aunque teóricamente puedes relajar un poco, tampoco puedo dormirme mucho.

Nos vamos cruzando los compañeros del equipo (Oli, Alejo, Juan Espino, Sarobe, Aitor, Lolo, Martín, Pacheco, Manel , Tato, Guti y el bueno de Nanduco… que le cogió gusto al mar, y no pudo pasar el corte de bici, lástima). Por supuesto, animando lo que puedo a muchos conocidos que están dando el callo hoy también en este durillo circuito.

Sin pena ni gloria, voy limando metros a la carrera, y fastidiado por no tener la chispa de otros años, en los que podía recuperar algún puesto en este tramo final y no estar sufriendo por no perderlos, como en esta ocasión. Pero es inevitable, y algún adelantamiento tengo que soportar y ver cómo el osado se aleja poco a poco, sin mucho que poder hacer al respecto. Menos mal que en la subida final, me encuentro a mi preciosa novia Bea, y con un beso, me llega el premio antes de entrar a meta. Última recta, y veo a mis padres con unos buenos amigos animando, finalizando con el 59º parcial a pie (qué vergüenza), y en el puesto 43 de la general.

Un entreno de calidad exigente y felicidad en los rostros de todos mis compañeros, así que, resultado estupendo. No me he explayado en demasía esta vez, pero… me estoy reservando para Vitoria, espero que lo entendáis.

Muchas gracias a los que habéis animado y fotografiado: Juanra y Víctor (D. Polanco), Miguelín Ruiz (T. Buscadores), Alfredo Poo, M&m, Parando El Crono, Ruth Cruz y hermana, Josué y Bardy, María y Marta, Peter y Yaiza (de mi equipo, ¡vamoooooooos!), y por supuesto a mis padres y novia. Disculpad, porque me olvidaré de alguien, seguro. 

Entrena como si fueras a ganar.

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