martes, 22 de julio de 2014

I TriMD Riaño

Antes de nada, un poco de música: TRAVELING WILBURYS

El pasado sábado 12 de julio, me desplacé al precioso pueblo de Riaño (León), a disputar el primer Triatlón 1/2 Iron Man que se celebraba allí.


Así que tocó madrugar un poco, casi 3 horas de coche por delante, pero disfrutando de unos paisajes espectaculares, subiendo primero el Desfiladero de la Hermida, y el Puerto de San Glorio, después. Con el ánimo por las nubes, como las que me iba a encontrar al coronar este largo puerto, que nos separa de León.

Llegué a las 10 de la mañana, aproximadamente, recogí dorsal y demás, y me puse a comer el tupper de arroz. Suena raro, eso de tener que comer tan temprano, pero como se daba la salida a las 12:30, no había otra forma de meter alimento en condiciones al cuerpo.

Poco a poco, va llegando alguno de los escasos conocidos que me iba a encontrar (Jorge Villacorta, de mi equipo, Barroso y Loroño, del TRIATLÓN SANTANDER, Pedro y Ovi, amigos de Jorge). Y sin darnos cuenta, a meter las bicis y el material de carrera a boxes. 120 participantes en total, en un día de sol y calor.

Por si no lo conocéis, el pueblo de Riaño está al pie de los Picos de Europa, con un lago precioso, en el que se iban a disputar los 1900 m de natación, claro está. El circuito de bici, de unos 85 km, alrededor del mismo, igualmente, para terminar con una carrera de 21 km por las calles del pueblo, con un recorrido muy exigente (700 m de desnivel positivo; si echáis cuentas, sería el equivalente a recorrer los 21 km con una pendiente ascendente continua de más del 3%, ¡la de Dios!).

Neopreno colocado y a dar unas brazadas por el lago. Buenas sensaciones. Me coloco en primera fila, se da la salida, y salgo disparado detrás de un chico, que, en escasos 20 m, percibo como un buen compañero de viaje al que seguir a pies.

Ya tendría tiempo para ver si era capaz de aguantarle a ese alto ritmo, o, por el contrario, podía sobrepasarle.

Pero, lamentablemente, no mucho tiempo después, no tuve que preocuparme más de ese menester. Noto que me voy quedando, poco a poco, retrasado de este chico, y que me estoy quedando sin aire. Y sólo llevamos unos 100 m, pero tengo que pararme, y quedarme quieto, intentando que no me atropellen los que vienen por detrás, y, a la vez, cogiendo aire, pero me duele el pecho, y el neopreno me está oprimiendo muchísimo.

Nunca, nunca, nunca, lo había pasado tan mal en el agua. Ni con oleaje, ni con corrientes. Tiene gracia: un día perfecto, con un lago de agua totalmente calmada, y agobiado. Pues sí, me estoy ahogando, y a duras penas mantengo la calma, el neopreno no me permite hinchar el pecho lo suficiente, y empiezo a jadear. Hago señas a unos chicos en piragua, de la organización, que rápidamente me vienen a buscar, y me sujeto a la parte trasera de su embarcación. Por lo menos, puedo reposar un poco, y concentrarme sólo en coger aire y tranquilizarme.

Despacio, me van llevando hacia la orilla, y de repente, me da por pensar que, quizá, el motivo de tanto agobio sea el traje, que jamás me había molestado, la verdad. Así que les digo que esperen unos segundos, mientras me lo quito dentro del agua, y que ellos me lo acerquen hasta la orilla. Dicho y hecho, parece que estoy un poco mejor, escucho a la gente animarme, no en vano, me he quedado el último, por supuesto, y tengo que olvidarme de salir en los puestos delanteros del agua.

Pero precisamente esas situaciones me hacen ir más motivado aún, partiendo con desventaja. Me coloco otra vez las gafas y comienzo a nadar enrrabietado. Aunque, nada más dar unas pocas brazadas, la postura horizontal no me deja respirar bien, me sigue oprimiendo el pecho, y no me queda más remedio que decidir retirarme. Es una completa tontería estar sufriendo durante casi 2 km, cuando no he completado aún ni 100 m y estoy tan mermado.

Se me pasa por la cabeza proponer a los de la organización, al menos, aprovechar el día, y hacer un entreno, saliendo a realizar el circuito de bici y carrera, aunque sea con penalización. Pero no estoy para eso, tampoco. Me duele el pecho a la hora de coger bastante aire, y sé que no me voy a tomar la carrera como un simple paseo, así que tiro la toalla totalmente.

Pero se puede decir que, de otra forma, pude disfrutar del magnífico día, puesto que me permitieron, con la ayuda de varios compañeros voluntarios leoneses (muchas gracias a Henar, Carol, Tiri, etc.), ser uno más de ellos, y colaborar en el puesto de avituallamiento ciclista, dando geles energéticos y bebida a los triatletas. Sé que no es lo mismo, pero lo pasé en grande, lo prometo.

Pude ver, de primera mano, la exhibición ciclista de Rober Cuesta (TRIATLÓN SANTANDER), la victoria de Fernando Barroso (TRIATLÓN SANTANDER), la gran carrera de Pedro (MOLPESA UNIVEST), mi amigo Jorge (TRIATLÓN COSTA QUEBRADA), Carlos "FUJI" (INTERVAL INTELLIGENT RUNNING) o Roberto Oviedo (TRIATLÓN LEÓN), por ejemplo.

Mención aparte para el gran Javi Loroño (TRIATLÓN SANTANDER), que se bajó de la bici en el puesto 7º, pero que con serios problemas estomacales, pasó una auténtica agonía, debiendo hacer caminando más de 3/4 partes de los 21 km, devolviendo. Pude acompañarle unos pocos metros, animándole, empujando de manera figurada, a que pudiese terminar, y le ví mal, verdaderamente mal. Pero tiene un mérito ante el que me descubro, puesto que me dijo que iba a finalizar a rastras, si fuese preciso, para que su equipo pudiese puntuar, como así hicieron (quedaron 2º). ¡Bravo por tí, Javi!

Una prueba muy recomendable, con unos paisajes espectaculares, como nunca había visto. Espero poder regresar el año que viene a resarcirme. Esto no puede quedar así, jaja.

La próxima competición que tengo será el Triatlón Doble Olímpico de Logroño (3000 m / 80 km / 20 km, que finalmente se quedan en 15 km), a principios de septiembre. Me queda más de un mes para llegar con ganas de guerra.

Respecto al dolor de pecho que me hizo retirarme, tras comprobar que es simplemente muscular, lo achaco a alguna mala postura durmiendo la noche antes. Hoy, algo más de una semana más tarde, casi estoy recuperado del todo, aunque si fuerzo mucho, todavía no me deja estar al 100%, pero no me preocupa, a estas alturas, puesto que, como decía, no tengo otras pruebas a la vista, hasta septiembre, salvo sorpresa.

¡Muchas gracias por los ánimos recibidos!

Buenos deportistas, mejores personas. Un abrazo.

PD. Galería fotográfica de la prueba, a cargo de Patricia Marcos, que se puede consultar en FACEBOOK, buscando "TriMD Riaño".

martes, 8 de julio de 2014

XXIV Triatlón de Somo

Un poco de música ambiente: CHRIS ISAAK (BEYOND THE SUN)

Triatlón sprint de Somo el pasado domingo 6 de julio. Prueba muy corta (600 m-14 km-4 km) y explosiva, a la que, además, hay que añadir que está abierta a triatletas populares (no federados).

Semana anterior bastante dura de entrenamientos. Una vez pasado Buelna, o lo poco que se pudo hacer allí, mejor dicho, tocaba volver a cargar, para llegar bien al 1/2 IM de Riaño (León), del próximo sábado 12 de julio.

Así las cosas, el triatlón de Somo no se me presentaba como una prueba que, teóricamente, me fuese a salir perfecta. A la pestosa semana, como digo, hay que añadir que, el día antes (sábado), tocaron 4 horas de bici, en las que me apeteció subir el puerto de Palombera, el buen tiempo lo pedía, y me metí casi 110 km…

Josué me dejó caer, para sumar horas y kilómetros antes de Riaño, que trotase 30 minutos antes de Somo, y que, al terminar, volviese hasta casa en bicicleta (otros 50 km). Como los hombres. Y como procuro ser cumplidor, dejé el coche en Torrelavega, y el bueno de Bardy Castillo (presidente del CLUB TRIATLÓN BUELNA-BATHCO), padre de Josué, se ofreció a llevarme hasta Somo. He aquí a un hombre que se viste por los pies, da gusto hablar con él.

El día no parecía, a pesar de las malas previsiones del tiempo, comenzar ni tan mal. Pero, nada más llegar a Somo, nubarrones, y lluvia al poco rato. Así que, de trotar antes de la carrera, nada. Guardando cola para recoger el dorsal, me empapé, muy desagradable.

Tiritando y temiéndome lo peor, porque se estaba cerrando de nubes y lluvia el horizonte, pensé en no participar. Pero la voz de mi conciencia, martilleando eso de “más mojaduras me he agarrado entrenando para días así”, me hizo recapacitar y seguir adelante. De mi equipo, el TRIATLÓN COSTA QUEBRADA, participaron Oli y Cristina, puesto que Cazorla, aunque se presentó, venía de haber terminado 3º en el Campeonato de España de Biatlón el día anterior, y con síntomas de catarro, por lo que no era lo más recomendable participar, desde luego.

Nada más conseguir el dorsal, me coloqué el neopreno, porque, otra cosa no, pero aislante, es un rato largo. Así entré a boxes, con él y el gorro puestos. Ganar tiempo, se le puede llamar también a esto. Rápidamente coloco bici y demás, y me voy a cruzar el puente, al final del cual se entra al agua.

Precisamente en este momento se detiene la lluvia, aunque hace algo de viento molesto del oeste, que nos va a fastidiar en la vuelta de la bici, para no variar. El mar, menos mal, está templado. Poco a poco van llegando los demás participantes, y me coloco delante, como siempre.

Había 200 inscritos, pero al final, sólo tomamos la salida 145 personas (no comenzaron la prueba, entre otros, Sergio Sobrino, Pelayo Menéndez, ni mi compañero Cazorla, que me hubiesen hecho estar más abajo en la clasificación final, seguro). En cualquier caso, demasiados, para mi gusto, para la estrecha salida, pues se sale debajo de un ojo del puente de Pedreña a Somo, realizando un giro de 90º, para encarar el embarcadero, 600 m más adelante. Al menos, es una zona totalmente resguardada del mar abierto y el oleaje (está en plena bahía de Santander), con lo cual, se puede coger buen ritmo de nado.

Salida, y algún atropello. Es curioso, hay menos problemas (al menos, que yo sufra) en las competiciones de federados, debe ser que los populares tienen unas ganas tremendas. Me alegro por ellos. No tanto por los moratones. 

Justo evitando a unos pocos chicos que llevo delante, veo que se me ha despegado el grupo delantero. No iba a ser capaz de seguirles al ritmo a que acostumbran, pero hubiese estado bien intentarlo unos metros, quitarme rivales de encima, y adelantar algunos puestos.

Aunque me ha entrado un poco de agua en la lente izquierda, nado bastante cómodo y prácticamente en solitario. Lo cierto es que 600 m no dan para mucho, y en el puesto 11 alcanzo la alfombra hasta boxes. No he desgastado mucho, pero ahora viene cuando notaré la pesadez de piernas en el sector de bici.

Pero no. Salgo a tope, ya me conozco el recorrido (hago este triatlón por tercera vez; aquí debuté, en 2011, en este deporte, además), y hay un pequeño repecho en el que hay que estar vivo, por si te adelanta alguien poder engancharle rápidamente. Nada de eso, subo rápido, cómodo, y ni me lo creo. Nadie me alcanza, pero yo sí a un chico del OZONO, al cual sobrepaso y me pongo a tirar, sin mirar atrás.

Al ser una prueba con drafting permitido, la gran ventaja de poder ir en pelotón, no me sirve de nada, si soy yo el que va más rápido, alcanzando a gente. Así, hasta la rotonda de Galizano, en el km 7 de bici, y con terreno muy favorable, descendente, alcanzo a unos 5 u 6 ciclistas (Íñigo Calderón, del UNIVERSIDAD DE CANTABRIA, entre ellos), que, como es lógico, se aprovechan y colocan detrás. Pero como digo, no miro atrás, y sigo empujando para recortar lo que pueda con los que llevo delante, aún a costa de quemarme demasiado.

Pero el cuerpo responde perfecto. Y tan metido voy en el papel, que ni me fijo en contar a cuántos llevo por delante en el giro. Calculaba, al haber salido del agua, estar entre los 15 o 20 primeros, pero nada más (lo cierto es que debía ir el 6º, en ese momento, más o menos).

Y nada más coger un poco de velocidad, para afrontar la segunda mitad del sector ciclista, el más duro, con viento de cara y perfil ascendente, me alcanzan tres chicos en grupo: uno del LUPA, más dos del OZONO (César Bolívar, y otro del que ahora no recuerdo el nombre). Me vienen de perlas, aunque me da miedo no poder aguantarles.

En cualquier caso, nos vamos dando relevos, como buenamente podemos, hasta que se nos van unos metros un par de unidades del grupo, y nos quedamos César Bolívar y yo a relevos, aunque ya no doy para muchísimo más. Íñigo Calderón viene detrás, guardando fuerzas, que le van a hacer mucha falta para la carrera del final, jaja.

Así, entramos de nuevo a Somo, bajando el repecho antes de boxes, que viene ideal para recuperar un pelo la respiración y poder sacar los pies de los botines. Salto al entrar en boxes (se suelta y cae la zapatilla izquierda, ¿cómo no?, pero estoy atento y no pierdo mucho en recogerla), dejo la bici, playeras en los pies y… a ver qué pasa ahora. En bici tengo el 27º parcial de todos, aunque creo que podría haber mejorado algo, por las pérdidas de tiempo en ambas transiciones, que en carreras tan frenéticas, son poco menos que imperdonables.

A pesar de mis miedos, en lo que respecta a estar cansado de toda la semana, voy con una sensación de ligereza inaudita, así que hay que aprovecharla. Salgo a correr en estampida, a morir (cosa que iba a hacer de todas formas, se trata de menos de 4 km, no se puede guardar absolutamente nada). César Bolívar se me ha escapado en los boxes, y me saca unos 30 o 40 m, pero le recorto poco a poco, y, antes de terminar la primera vuelta, consigo adelantarle, le animo y aprieto aún más, que las piernas piden más guerra, todavía.

Al comenzar la segunda vuelta, empiezo a adelantar a corredores que empiezan la carrera en ese momento, lo cual no me viene mal, todo lo contrario, me anima a tener pequeños objetivos por delante, a los que poder sobrepasar, y no bajar el ritmo.

Pero ya no cambiará más la situación. A pesar de los tramos por arena y en cuesta, consigo hacer los casi 4 km a 3:41 min/km, por algo me notaba yo tan bien. Es que iba bien. Y en la clasificación veo que he hecho el 9º mejor parcial, a escasos 27 segundos del primero, no ha estado nada mal.

Entro en meta, con César Bolívar unos segundos por detrás (qué durísimo eres, tocayo, la madre que te parió, lo que me cuesta pelear contigo). Busco a Bardy rápidamente, para secarme, cambiarme de ropa, y… coger la bici, que he de volver a casa en ella, todavía.

Comienza a llover con más fuerza, y el viento sigue siendo bastante molesto, pero me encuentro animado pedaleando (la bendita adrenalina), y así paso Pedreña y Gajano. Al llegar a Pontejos, me toca el claxon Bardy, detiene el coche delante y me dice que igual es mejor que me baje, que llueve demasiado para seguir. No comentaré por aquí los comentarios que dedicó a su hijo, mi entrenador, jaja. Lo cierto es que no iba mal, es la verdad, ni tampoco hacía mucho peor que en otras salidas que he hecho en bici en enero o febrero (para empezar, mucho menos frío, está claro), pero, para ser domingo, casi la hora de comer… el coche con calefacción era demasiado tentador…

De esta forma, terminé el domingo de entreno+competición. Me dice Bardy, de vuelta a recoger mi coche, que he quedado 8º, y no me lo creo. No es un triatlón de un nivel enorme, pero tampoco había sido consciente de estar tan adelantado. Bueno, pues resultó cierto. Y 2º en veteranos.

Felicito a mis compañeros Oli y Cris, que terminaron perfectamente y de una pieza, jeje, así como a varios amigos (algunos de ellos, debutantes en este deporte), como Iván G. Camino y su hermano David, Anusca (pareja de Isidro Herrera) y Juan Carlos Poo.

Empiezo esta semana de descarga antes de Riaño, con el ánimo por las nubes, y el físico en su punto, cero molestias. A ver si puedo hacer una buena carrera allí, que ésta ya sí que es seria de verdad.

Este mismo domingo 6 de julio, Marcos Bardón (TRIATLÓN CÁNTABRO) y Miguel Ruiz participaron en el Iron Man de Frankfurt. Se comenta que han terminado algo cansados, jeje. Enhorabuena a los dos, son finishers.

Los amables fotógrafos en la prueba, han sido: Oficiales Triatlón Cantabria, Cantabria Multisport, Rafa Lavín y Cris Ruiz.

PD. Ahora me acaba de venir el nombre del otro chico del OZONO que me alcanzó en bici en Galizano. Un tal Lastra, debió de hacer la carrera de su vida, creo que quedó 6º, jaja.