Un poco de música ambiente: CHRIS ISAAK (BEYOND THE SUN)
Triatlón sprint de Somo el pasado domingo 6 de julio. Prueba muy corta (600 m-14 km-4 km) y explosiva, a la que, además, hay que añadir que está abierta a triatletas populares (no federados).
Semana anterior bastante dura de entrenamientos. Una vez
pasado Buelna, o lo poco que se pudo hacer allí, mejor dicho, tocaba volver a
cargar, para llegar bien al 1/2 IM de Riaño (León), del próximo sábado 12 de
julio.
Así las cosas, el triatlón de Somo no se me presentaba como
una prueba que, teóricamente, me fuese a salir perfecta. A la pestosa semana,
como digo, hay que añadir que, el día antes (sábado), tocaron 4 horas de bici,
en las que me apeteció subir el puerto de Palombera, el buen tiempo lo pedía, y
me metí casi 110 km…
Josué me dejó caer, para sumar horas y kilómetros antes de
Riaño, que trotase 30 minutos antes de Somo, y que, al terminar, volviese hasta
casa en bicicleta (otros 50 km). Como los hombres. Y como procuro ser cumplidor,
dejé el coche en Torrelavega, y el bueno de Bardy Castillo (presidente del CLUB
TRIATLÓN BUELNA-BATHCO), padre de Josué, se ofreció a llevarme hasta Somo. He
aquí a un hombre que se viste por los pies, da gusto hablar con él.
El día no parecía, a pesar de las malas previsiones del
tiempo, comenzar ni tan mal. Pero, nada más llegar a Somo, nubarrones, y lluvia
al poco rato. Así que, de trotar antes de la carrera, nada. Guardando cola para
recoger el dorsal, me empapé, muy desagradable.
Tiritando y temiéndome lo peor, porque se estaba cerrando de
nubes y lluvia el horizonte, pensé en no participar. Pero la voz de mi
conciencia, martilleando eso de “más mojaduras me he agarrado entrenando para
días así”, me hizo recapacitar y seguir adelante. De mi equipo, el TRIATLÓN
COSTA QUEBRADA, participaron Oli y Cristina, puesto que Cazorla, aunque se
presentó, venía de haber terminado 3º en el Campeonato de España de Biatlón el
día anterior, y con síntomas de catarro, por lo que no era lo más recomendable
participar, desde luego.
Nada más conseguir el dorsal, me coloqué el neopreno,
porque, otra cosa no, pero aislante, es un rato largo. Así entré a boxes, con
él y el gorro puestos. Ganar tiempo, se le puede llamar también a esto.
Rápidamente coloco bici y demás, y me voy a cruzar el puente, al final del cual
se entra al agua.
Precisamente en este momento se detiene la lluvia, aunque
hace algo de viento molesto del oeste, que nos va a fastidiar en la vuelta de
la bici, para no variar. El mar, menos mal, está templado. Poco a poco van llegando
los demás participantes, y me coloco delante, como siempre.
Había 200 inscritos, pero al final, sólo tomamos la salida
145 personas (no comenzaron la prueba, entre otros, Sergio Sobrino, Pelayo
Menéndez, ni mi compañero Cazorla, que me hubiesen hecho estar más abajo en la
clasificación final, seguro). En cualquier caso, demasiados, para mi gusto,
para la estrecha salida, pues se sale debajo de un ojo del puente de Pedreña a
Somo, realizando un giro de 90º, para encarar el embarcadero, 600 m más
adelante. Al menos, es una zona totalmente resguardada del mar abierto y el
oleaje (está en plena bahía de Santander), con lo cual, se puede coger buen
ritmo de nado.
Salida, y algún atropello. Es curioso, hay menos problemas
(al menos, que yo sufra) en las competiciones de federados, debe ser que los
populares tienen unas ganas tremendas. Me alegro por ellos. No tanto por los
moratones.
Justo evitando a unos pocos chicos que llevo delante, veo que
se me ha despegado el grupo delantero. No iba a ser capaz de seguirles al ritmo
a que acostumbran, pero hubiese estado bien intentarlo unos metros, quitarme
rivales de encima, y adelantar algunos puestos.
Pero no. Salgo a tope, ya me conozco el recorrido (hago este
triatlón por tercera vez; aquí debuté, en 2011, en este deporte, además), y hay
un pequeño repecho en el que hay que estar vivo, por si te adelanta alguien
poder engancharle rápidamente. Nada de eso, subo rápido, cómodo, y ni me lo
creo. Nadie me alcanza, pero yo sí a un chico del OZONO, al cual sobrepaso y me
pongo a tirar, sin mirar atrás.
Al ser una prueba con drafting permitido, la gran ventaja de
poder ir en pelotón, no me sirve de nada, si soy yo el que va más rápido,
alcanzando a gente. Así, hasta la rotonda de Galizano, en el km 7 de bici, y
con terreno muy favorable, descendente, alcanzo a unos 5 u 6 ciclistas (Íñigo
Calderón, del UNIVERSIDAD DE CANTABRIA, entre ellos), que, como es lógico, se
aprovechan y colocan detrás. Pero como digo, no miro atrás, y sigo empujando
para recortar lo que pueda con los que llevo delante, aún a costa de quemarme
demasiado.
Pero el cuerpo responde perfecto. Y tan metido voy en el
papel, que ni me fijo en contar a cuántos llevo por delante en el giro. Calculaba,
al haber salido del agua, estar entre los 15 o 20 primeros, pero nada más (lo
cierto es que debía ir el 6º, en ese momento, más o menos).
Y nada más coger un poco de velocidad, para afrontar la
segunda mitad del sector ciclista, el más duro, con viento de cara y perfil
ascendente, me alcanzan tres chicos en grupo: uno del LUPA, más dos del OZONO
(César Bolívar, y otro del que ahora no recuerdo el nombre). Me vienen de
perlas, aunque me da miedo no poder aguantarles.
En cualquier caso, nos vamos dando relevos, como buenamente
podemos, hasta que se nos van unos metros un par de unidades del grupo, y nos
quedamos César Bolívar y yo a relevos, aunque ya no doy para muchísimo más.
Íñigo Calderón viene detrás, guardando fuerzas, que le van a hacer mucha falta
para la carrera del final, jaja.
Así, entramos de nuevo a Somo, bajando el repecho antes de
boxes, que viene ideal para recuperar un pelo la respiración y poder sacar los
pies de los botines. Salto al entrar en boxes (se suelta y cae la zapatilla
izquierda, ¿cómo no?, pero estoy atento y no pierdo mucho en recogerla), dejo
la bici, playeras en los pies y… a ver qué pasa ahora. En bici tengo el 27º
parcial de todos, aunque creo que podría haber mejorado algo, por las pérdidas
de tiempo en ambas transiciones, que en carreras tan frenéticas, son poco menos
que imperdonables.
A pesar de mis miedos, en lo que respecta a estar cansado de
toda la semana, voy con una sensación de ligereza inaudita, así que hay que
aprovecharla. Salgo a correr en estampida, a morir (cosa que iba a hacer de
todas formas, se trata de menos de 4 km, no se puede guardar absolutamente
nada). César Bolívar se me ha escapado en los boxes, y me saca unos 30 o 40 m,
pero le recorto poco a poco, y, antes de terminar la primera vuelta, consigo
adelantarle, le animo y aprieto aún más, que las piernas piden más guerra,
todavía.
Al comenzar la segunda vuelta, empiezo a adelantar a
corredores que empiezan la carrera en ese momento, lo cual no me viene mal,
todo lo contrario, me anima a tener pequeños objetivos por delante, a los que
poder sobrepasar, y no bajar el ritmo.
Pero ya no cambiará más la situación. A pesar de los tramos
por arena y en cuesta, consigo hacer los casi 4 km a 3:41 min/km, por algo me
notaba yo tan bien. Es que iba bien. Y en la clasificación veo que he hecho el
9º mejor parcial, a escasos 27 segundos del primero, no ha estado nada mal.
Entro en meta, con César Bolívar unos segundos por detrás
(qué durísimo eres, tocayo, la madre que te parió, lo que me cuesta pelear
contigo). Busco a Bardy rápidamente, para secarme, cambiarme de ropa, y… coger
la bici, que he de volver a casa en ella, todavía.
Comienza a llover con más fuerza, y el viento sigue siendo
bastante molesto, pero me encuentro animado pedaleando (la bendita adrenalina),
y así paso Pedreña y Gajano. Al llegar a Pontejos, me toca el claxon Bardy,
detiene el coche delante y me dice que igual es mejor que me baje, que llueve
demasiado para seguir. No comentaré por aquí los comentarios que dedicó a su
hijo, mi entrenador, jaja. Lo cierto es que no iba mal, es la verdad, ni
tampoco hacía mucho peor que en otras salidas que he hecho en bici en enero o
febrero (para empezar, mucho menos frío, está claro), pero, para ser domingo,
casi la hora de comer… el coche con calefacción era demasiado tentador…
De esta forma, terminé el domingo de entreno+competición. Me
dice Bardy, de vuelta a recoger mi coche, que he quedado 8º, y no me lo creo.
No es un triatlón de un nivel enorme, pero tampoco había sido consciente de
estar tan adelantado. Bueno, pues resultó cierto. Y 2º en veteranos.
Felicito a mis compañeros Oli y Cris, que terminaron
perfectamente y de una pieza, jeje, así como a varios amigos (algunos de ellos,
debutantes en este deporte), como Iván G. Camino y su hermano David, Anusca
(pareja de Isidro Herrera) y Juan Carlos Poo.
Empiezo esta semana de descarga antes de Riaño, con el ánimo
por las nubes, y el físico en su punto, cero molestias. A ver si puedo hacer
una buena carrera allí, que ésta ya sí que es seria de verdad.
Este mismo domingo 6 de julio, Marcos Bardón (TRIATLÓN CÁNTABRO) y Miguel Ruiz participaron en el Iron Man de Frankfurt. Se comenta que han terminado algo cansados, jeje. Enhorabuena a los dos, son finishers.
Los amables fotógrafos en la prueba, han sido: Oficiales
Triatlón Cantabria, Cantabria Multisport, Rafa Lavín y Cris Ruiz.
PD.
Ahora me acaba de venir el nombre del otro chico del OZONO que me alcanzó en
bici en Galizano. Un tal Lastra, debió de hacer la carrera de su vida, creo que
quedó 6º, jaja.
Buena crónica chaval!! Felicidades por el puesto y por las buenas sensaciones, y mucha suerte en Riaño. Eso si no nos vemos antes para saldar eso que tenemos pendiente...
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Muchas gracias! Pero... ¿no me puedes enviar un WhatsApp, como todo el mundo? Que esto lo lee la gente, jaja
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