martes, 8 de julio de 2014

XXIV Triatlón de Somo

Un poco de música ambiente: CHRIS ISAAK (BEYOND THE SUN)

Triatlón sprint de Somo el pasado domingo 6 de julio. Prueba muy corta (600 m-14 km-4 km) y explosiva, a la que, además, hay que añadir que está abierta a triatletas populares (no federados).

Semana anterior bastante dura de entrenamientos. Una vez pasado Buelna, o lo poco que se pudo hacer allí, mejor dicho, tocaba volver a cargar, para llegar bien al 1/2 IM de Riaño (León), del próximo sábado 12 de julio.

Así las cosas, el triatlón de Somo no se me presentaba como una prueba que, teóricamente, me fuese a salir perfecta. A la pestosa semana, como digo, hay que añadir que, el día antes (sábado), tocaron 4 horas de bici, en las que me apeteció subir el puerto de Palombera, el buen tiempo lo pedía, y me metí casi 110 km…

Josué me dejó caer, para sumar horas y kilómetros antes de Riaño, que trotase 30 minutos antes de Somo, y que, al terminar, volviese hasta casa en bicicleta (otros 50 km). Como los hombres. Y como procuro ser cumplidor, dejé el coche en Torrelavega, y el bueno de Bardy Castillo (presidente del CLUB TRIATLÓN BUELNA-BATHCO), padre de Josué, se ofreció a llevarme hasta Somo. He aquí a un hombre que se viste por los pies, da gusto hablar con él.

El día no parecía, a pesar de las malas previsiones del tiempo, comenzar ni tan mal. Pero, nada más llegar a Somo, nubarrones, y lluvia al poco rato. Así que, de trotar antes de la carrera, nada. Guardando cola para recoger el dorsal, me empapé, muy desagradable.

Tiritando y temiéndome lo peor, porque se estaba cerrando de nubes y lluvia el horizonte, pensé en no participar. Pero la voz de mi conciencia, martilleando eso de “más mojaduras me he agarrado entrenando para días así”, me hizo recapacitar y seguir adelante. De mi equipo, el TRIATLÓN COSTA QUEBRADA, participaron Oli y Cristina, puesto que Cazorla, aunque se presentó, venía de haber terminado 3º en el Campeonato de España de Biatlón el día anterior, y con síntomas de catarro, por lo que no era lo más recomendable participar, desde luego.

Nada más conseguir el dorsal, me coloqué el neopreno, porque, otra cosa no, pero aislante, es un rato largo. Así entré a boxes, con él y el gorro puestos. Ganar tiempo, se le puede llamar también a esto. Rápidamente coloco bici y demás, y me voy a cruzar el puente, al final del cual se entra al agua.

Precisamente en este momento se detiene la lluvia, aunque hace algo de viento molesto del oeste, que nos va a fastidiar en la vuelta de la bici, para no variar. El mar, menos mal, está templado. Poco a poco van llegando los demás participantes, y me coloco delante, como siempre.

Había 200 inscritos, pero al final, sólo tomamos la salida 145 personas (no comenzaron la prueba, entre otros, Sergio Sobrino, Pelayo Menéndez, ni mi compañero Cazorla, que me hubiesen hecho estar más abajo en la clasificación final, seguro). En cualquier caso, demasiados, para mi gusto, para la estrecha salida, pues se sale debajo de un ojo del puente de Pedreña a Somo, realizando un giro de 90º, para encarar el embarcadero, 600 m más adelante. Al menos, es una zona totalmente resguardada del mar abierto y el oleaje (está en plena bahía de Santander), con lo cual, se puede coger buen ritmo de nado.

Salida, y algún atropello. Es curioso, hay menos problemas (al menos, que yo sufra) en las competiciones de federados, debe ser que los populares tienen unas ganas tremendas. Me alegro por ellos. No tanto por los moratones. 

Justo evitando a unos pocos chicos que llevo delante, veo que se me ha despegado el grupo delantero. No iba a ser capaz de seguirles al ritmo a que acostumbran, pero hubiese estado bien intentarlo unos metros, quitarme rivales de encima, y adelantar algunos puestos.

Aunque me ha entrado un poco de agua en la lente izquierda, nado bastante cómodo y prácticamente en solitario. Lo cierto es que 600 m no dan para mucho, y en el puesto 11 alcanzo la alfombra hasta boxes. No he desgastado mucho, pero ahora viene cuando notaré la pesadez de piernas en el sector de bici.

Pero no. Salgo a tope, ya me conozco el recorrido (hago este triatlón por tercera vez; aquí debuté, en 2011, en este deporte, además), y hay un pequeño repecho en el que hay que estar vivo, por si te adelanta alguien poder engancharle rápidamente. Nada de eso, subo rápido, cómodo, y ni me lo creo. Nadie me alcanza, pero yo sí a un chico del OZONO, al cual sobrepaso y me pongo a tirar, sin mirar atrás.

Al ser una prueba con drafting permitido, la gran ventaja de poder ir en pelotón, no me sirve de nada, si soy yo el que va más rápido, alcanzando a gente. Así, hasta la rotonda de Galizano, en el km 7 de bici, y con terreno muy favorable, descendente, alcanzo a unos 5 u 6 ciclistas (Íñigo Calderón, del UNIVERSIDAD DE CANTABRIA, entre ellos), que, como es lógico, se aprovechan y colocan detrás. Pero como digo, no miro atrás, y sigo empujando para recortar lo que pueda con los que llevo delante, aún a costa de quemarme demasiado.

Pero el cuerpo responde perfecto. Y tan metido voy en el papel, que ni me fijo en contar a cuántos llevo por delante en el giro. Calculaba, al haber salido del agua, estar entre los 15 o 20 primeros, pero nada más (lo cierto es que debía ir el 6º, en ese momento, más o menos).

Y nada más coger un poco de velocidad, para afrontar la segunda mitad del sector ciclista, el más duro, con viento de cara y perfil ascendente, me alcanzan tres chicos en grupo: uno del LUPA, más dos del OZONO (César Bolívar, y otro del que ahora no recuerdo el nombre). Me vienen de perlas, aunque me da miedo no poder aguantarles.

En cualquier caso, nos vamos dando relevos, como buenamente podemos, hasta que se nos van unos metros un par de unidades del grupo, y nos quedamos César Bolívar y yo a relevos, aunque ya no doy para muchísimo más. Íñigo Calderón viene detrás, guardando fuerzas, que le van a hacer mucha falta para la carrera del final, jaja.

Así, entramos de nuevo a Somo, bajando el repecho antes de boxes, que viene ideal para recuperar un pelo la respiración y poder sacar los pies de los botines. Salto al entrar en boxes (se suelta y cae la zapatilla izquierda, ¿cómo no?, pero estoy atento y no pierdo mucho en recogerla), dejo la bici, playeras en los pies y… a ver qué pasa ahora. En bici tengo el 27º parcial de todos, aunque creo que podría haber mejorado algo, por las pérdidas de tiempo en ambas transiciones, que en carreras tan frenéticas, son poco menos que imperdonables.

A pesar de mis miedos, en lo que respecta a estar cansado de toda la semana, voy con una sensación de ligereza inaudita, así que hay que aprovecharla. Salgo a correr en estampida, a morir (cosa que iba a hacer de todas formas, se trata de menos de 4 km, no se puede guardar absolutamente nada). César Bolívar se me ha escapado en los boxes, y me saca unos 30 o 40 m, pero le recorto poco a poco, y, antes de terminar la primera vuelta, consigo adelantarle, le animo y aprieto aún más, que las piernas piden más guerra, todavía.

Al comenzar la segunda vuelta, empiezo a adelantar a corredores que empiezan la carrera en ese momento, lo cual no me viene mal, todo lo contrario, me anima a tener pequeños objetivos por delante, a los que poder sobrepasar, y no bajar el ritmo.

Pero ya no cambiará más la situación. A pesar de los tramos por arena y en cuesta, consigo hacer los casi 4 km a 3:41 min/km, por algo me notaba yo tan bien. Es que iba bien. Y en la clasificación veo que he hecho el 9º mejor parcial, a escasos 27 segundos del primero, no ha estado nada mal.

Entro en meta, con César Bolívar unos segundos por detrás (qué durísimo eres, tocayo, la madre que te parió, lo que me cuesta pelear contigo). Busco a Bardy rápidamente, para secarme, cambiarme de ropa, y… coger la bici, que he de volver a casa en ella, todavía.

Comienza a llover con más fuerza, y el viento sigue siendo bastante molesto, pero me encuentro animado pedaleando (la bendita adrenalina), y así paso Pedreña y Gajano. Al llegar a Pontejos, me toca el claxon Bardy, detiene el coche delante y me dice que igual es mejor que me baje, que llueve demasiado para seguir. No comentaré por aquí los comentarios que dedicó a su hijo, mi entrenador, jaja. Lo cierto es que no iba mal, es la verdad, ni tampoco hacía mucho peor que en otras salidas que he hecho en bici en enero o febrero (para empezar, mucho menos frío, está claro), pero, para ser domingo, casi la hora de comer… el coche con calefacción era demasiado tentador…

De esta forma, terminé el domingo de entreno+competición. Me dice Bardy, de vuelta a recoger mi coche, que he quedado 8º, y no me lo creo. No es un triatlón de un nivel enorme, pero tampoco había sido consciente de estar tan adelantado. Bueno, pues resultó cierto. Y 2º en veteranos.

Felicito a mis compañeros Oli y Cris, que terminaron perfectamente y de una pieza, jeje, así como a varios amigos (algunos de ellos, debutantes en este deporte), como Iván G. Camino y su hermano David, Anusca (pareja de Isidro Herrera) y Juan Carlos Poo.

Empiezo esta semana de descarga antes de Riaño, con el ánimo por las nubes, y el físico en su punto, cero molestias. A ver si puedo hacer una buena carrera allí, que ésta ya sí que es seria de verdad.

Este mismo domingo 6 de julio, Marcos Bardón (TRIATLÓN CÁNTABRO) y Miguel Ruiz participaron en el Iron Man de Frankfurt. Se comenta que han terminado algo cansados, jeje. Enhorabuena a los dos, son finishers.

Los amables fotógrafos en la prueba, han sido: Oficiales Triatlón Cantabria, Cantabria Multisport, Rafa Lavín y Cris Ruiz.

PD. Ahora me acaba de venir el nombre del otro chico del OZONO que me alcanzó en bici en Galizano. Un tal Lastra, debió de hacer la carrera de su vida, creo que quedó 6º, jaja.

2 comentarios:

  1. Buena crónica chaval!! Felicidades por el puesto y por las buenas sensaciones, y mucha suerte en Riaño. Eso si no nos vemos antes para saldar eso que tenemos pendiente...
    Un abrazo!

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  2. ¡Muchas gracias! Pero... ¿no me puedes enviar un WhatsApp, como todo el mundo? Que esto lo lee la gente, jaja

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