domingo, 13 de abril de 2014

Crónica III Trail Costa Quebrada y XII Duatlón de Santander

Seguimos sumando, como no podía ser de otra forma.

El pasado domingo 6 de abril, corrí en el III Trail Costa Quebrada, repitiendo la participación de 2013. Me gusta, como creo que a todos, comparar motivación, sensaciones y resultados.

Dicho lo cual, si el año pasado fue una tortura continua, este un disfrute increíble. En 2013, sin preparar nada carreras de montaña (como tampoco estoy haciendo este año), me animé a esta prueba, puesto que varios compañeros de mi equipo de triatlón también competían. El grave error fue salir demasiado rápido y sin conocer el recorrido en su totalidad (lo verdaderamente duro viene al final), amén de la cantidad de barro que había en zonas con piedras, que no me hacían ir con toda la confianza.





En esta ocasión, fue diferente. Acompañando a mi amigo Calon y a Julio y Dani, de ESTELA PILATES (más información pinchando aquí), salimos con la intención de disfrutar, yendo a ritmos cómodos. El día acompañó, incluso demasiado, con unos 22 ºC, y el terreno seco. Sin reloj, ni referencias, sólo correr, maravillándonos del paisaje costero de la Costa Quebrada, los pinares y dunas de Liencres, y las subidas y descensos al Tolío y la Picota.

Una media maratón de montaña (21 km), no tiene por qué hacerse demasiado pesada, pero, si a eso añadimos, como decía, ritmo tranquilo, paisaje y compañía, la gozada es plena. Las diferencias respecto del año pasado, evidentes: no fui en solitario, estuve yendo en todo momento a una velocidad controlada y, para una sensación de la mitad de esfuerzo y casi nulo castigo muscular, el tiempo total fue prácticamente el mismo. Sí, hay que decirlo, llegué en casi 2 horas y 40 minutos, hacia la mitad de los numerosos corredores (puesto 352 de 656), pero no era lo importante, desde luego.

Llegado mayo, ya no hago más carreras de montaña, puesto que no las veo 100% compatibles con lo que más me gusta, el triatlón, por lo que apenas me da para hacer una o dos. En cualquier caso, por este motivo de no conocer otras pruebas del calendario de carreras de montaña, no sé si estaré perdiéndome otras oportunidades, pero, sin duda alguna, recomiendo esta. Como todo, puede hacerse lo dura que uno quiera, pero se puede terminar estando mínimamente preparado.

Yo disfruté un montón. Nada de calambres ni resbalones innecesarios. Olor a mar, a hierba y a monte. A pesar de eso, las piernas, al no estar acostumbradas a subidas y bajadas exigentes, me recordaron dos o tres días el esfuerzo, a modo de agujetas.

He aquí otro motivo por el cual no veo compatible el trail con el triatlón: me fastidia el planning de la semana siguiente a la carrera de montaña. Traducido y resumiendo, desde el lunes siguiente, al sábado, tendría que haber hecho, más o menos, unos 10 km de piscina, 200 km de bici y 40 km de carrera, y, por otros motivos aparte, sólo pude hacer 7 km de nado, 90 km de bici y 12 km de carrera. Ahí es nada.

Con este breve inciso aprovecho para iniciar el relato de la otra crónica en este mismo post: el XII Duatlón de Santander. Así las cosas, con ese escaso entrenamiento me presenté en Santander. Es cierto que el único entreno a pie, fue, precisamente, el de calidad, unas series a muerte en el "Patatal" de SNIACE. Pero la bici, sólo rodillo en casa.

Prueba rápida y con drafting permitido. Con unas distancias aproximadas de 5 km de carrera-20 km de bici-2,5 km de carrera. Frenética, agónica, la madre que lo parió.


La verdad es que me apetecía mucho, porque íbamos a ser unos cuantos del equipo TRIATLÓN COSTA QUEBRADA: Cris, Cazorla, Jorge, Pedro, Cornejo, Álex y yo (más Calon de logística-cheerleader). Fenomenal ambiente, y sin darnos cuenta, las bicis metidas en boxes, y a calentar. El día estaba nublado, con unos 13-14 ºC, y viento pegando de cara del oeste, que nos iba a pegar corriendo y en bici, de cara a la ida, y de espalda a la vuelta.

Mi idea era básica. Correr mucho, enganchar un buen grupo en bici, y no descolgarme de él, pasase lo que pasase. Sencillo. Para empezar, sabía que mis compañeros Jorge y Cazorla tienen un punto más que yo en la carrera a pie, por lo que podrían ser una buena referencia, para no cebarme demasiado con alguien de otra liga distinta a la mía y pagarlo más tarde.

Dicho y hecho, me coloco en segunda o tercera fila, de guardaespaldas del bueno de Marcos Bardón (TRIATLÓN BUELNA), dan la salida, y rápidamente nos vamos estirando al girar la rotonda del campo del Racing, para encarar la S-20, hasta un kilómetro, más o menos, otra vuelta idéntica, y una más pequeña por detrás del campo de fútbol, antes de coger las bicis. Quizá he salido un poco rápido, no sé, intentando seguir a un grupo compuesto por Jorge (de mi equipo), Delgado, Sergio Sobrino y Guiller Ruiz  (TRIATLÓN SANTANDER), Pablo Gutiérrez (BENDER), Luis y otro chico del POLANCO, Zubi, Berto y Chano (TRIATLÓN BUELNA), Busti y Cuero (TRIATLÓN COLINDRES), entre otros.

El primer kilómetro lo paso en 3:27 y el segundo en 3:21, muy rápidos, pero saliendo fresco y llevando gente por delante al alcance de la mano... (es un decir). El caso es que en la segunda vuelta me quedo un poco más retrasado, y hago el kilómetro 3 en 3:41 y el 4 en 3:30. Me da un poco de rabia, porque no me noto tan sobrado como en la carrera anterior de Reinosa, pero después me he dado cuenta que justo llevaba delante a personajes que van un poco mejor que yo, con lo cual la historia se desarrollaba como debía hacerlo. La lástima (pensaba en esos momentos), era que esos escasos 5-10 segundos que me sacaban de ventaja, tal vez fueran los que me faltasen para ir en ese grupo en la bici, pero confié en mis habilidades a la hora de "ducharme y vestirme para salir de fiesta", y estar con ellos en la pelea. Finalmente, hago los 4,70 km (que me han salido por mi GPS) a ritmo de 3:34 min/km, y vuelvo a repetir lo que escribí en Reinosa: A-L-U-C-I-N-O. He hecho el 45º tiempo (de 172 que tomamos la salida), sin que me sobrase prácticamente nada, y ¡joder cómo corre la gente!.

Siendo realistas, cuando corres a 4:00 min/km, deseas hacerlo a 3:50. Y cuando consigues hacerlo a 3:45, pretendes rebajarlo. Y así sucesivamente. Así que, infeliz de mí, que estoy intentando lamer el 3:30 por kilómetro, no me doy cuenta de que compito con gente que está, a su vez, lamiendo el 3:20, el 3:10... y no sigo, que me mareo.

En fin, como decía, "me ducho y me visto" rápidamente, y observo, con alivio, que estoy pegado a mis compañeros Jorge y Cazorla, junto con otros 10 o 15 ciclistas más. Al poco, llega Juanra, del POLANCO, tío generoso como pocos en el esfuerzo en bici, me dice, a su manera, que no se me ocurra quedarme descolgado, y empieza a tirar.
En esta ocasión, se trata de dar 4 vueltas a un circuito también trazado por la S-20, en el que los puntos delicados eran los giros cerrados al principio y fin del recorrido (bordillos, estrechez, grava en el asfalto...), así como las 3 o 4 rotondas que están en ambos sentidos de la marcha. En todas estas zonas hay que estar especialmente atento a salir con mucha fuerza, para no perder el contacto con el mini-pelotón, que siempre se acelera en estas situaciones.

Cazamos a algún grupito que llevábamos por delante, y nos juntamos alrededor de 30 o 40 ciclistas. La romería que íbamos a montar al volver a boxes para dejar las bicis, iba a dejar sin palabras al mismísimo Campuzano.

Reconozco que fui de los que aprovechó para descansar un poco las piernas, si bien, en ocasiones, como me veía fuerte, ascendí algún puesto para estar más adelante, y ¿quién sabe? tirar, si se diese el caso, pero, no sé muy bien por qué, si no era el duro de Juanra, era otro chico de su equipo, más alguno que ni me di cuenta, los que nos llevaban en fila y a toda pastilla, así que me dejé llevar. La sensación de ir en pelotón, guarecido del viento, charlando con los de tu equipo y otros conocidos, no me hizo ser consciente de lo rápido que se puede rodar, puesto que hicimos los 22 km que me salieron, a 40,1 km/h de media, con puntas de 55 km/h.

No me había divertido tanto en mi vida, desde que compito. Hay quien, directamente, prefiere no participar en estas pruebas en las que se puede ir en grupo, pero yo, aprendiz de todo, que llevo 4 días con la bici, disfruté como un enano. Tanto es así, que hice lo que tenía pensado desde la primera vuelta, al ver que había conseguido estar dentro de un buen grupo: atacar al final. Soy consciente de que no tengo una gran fuerza en bici, y de que en el grupo iban algunos gallos de cuidado, pero principalmente, quería intentar llegar solo o casi solo, a la transición, para empezar a correr lo más rápido posible, y evitar aglomeraciones, sustos, tropiezos, etc. Con 40 personas llegando al tiempo a un mismo punto, era lo que tenía que pasar.

El problema es que ataqué demasiado pronto. Visto que sabía que no me iba a escapar, debería haber esperado un poco, y no haberme lanzado a falta de unos 2 km de la transición, para así asegurar llegar de la forma que pretendía. Pero no pudo ser, me volvieron a alcanzar y rebasar fácilmente, y además, en el momento de sacar los pies de las zapatillas, como por arte de magia, me volví a encontrar otra vez con otras 30 personas por delante, así que mi gozo en un pozo.

Último giro cerrado, recta final a boxes, pie a tierra, y escucho cómo se me cae una zapatilla al suelo, justo cuando me están pasando todos los de mi grupo. Son un par de segundos lo que tardas en pensar y decidir: ¿qué hago?¿me arriesgo y dejo la zapatilla en mitad de la carretera y sigo?¿y si me sacan tarjeta? o peor aún, ¿y si alguien de los 100 y pico que faltan aún por llegar se cae por mi culpa?. Pudo el sentido común, y volví a por ella, perdiendo un tiempo precioso, pero me quedé tranquilo. De todas formas, había un par de zapatillas más de otro ciclista, que se quedaron allí, ¡y eran de la misma persona!. Gracias al esfuerzo de Juanra y alguno más, hago el 39º mejor tiempo de todos los valientes, y me pongo a correr desatado.

Habrían sido no más de 15 o 20 segundos los que perdí recogiendo la zapatilla, pero los suficientes para ver que mis compañeros de equipo, a los que tenía de referencia, iban ya a unos 100 m de distancia, algo muy difícil de recortar, siendo mejores corredores que yo, además. En cualquier caso, aprieto, sufro (afortunadamente me he bajado de la bici muy entero, ya que no tuve que hacer un gran desgaste, esa es la verdad), y adelanto a dos o tres chicos del numeroso grupo de la bici, en la primera vuelta. Giro, compruebo con la vista a los que llevo delante, y veo más difícil subir algún puesto más, pero casi en la recta antes de girar a meta, compruebo que estoy acercándome, poco a poco, a Juanra y su compañero Víctor, del POLANCO.

La verdad, no sé qué hacer, pensé esperar y entrar con ellos. Pero al girarme, veo que viene por detrás otro chico, que creo que es independiente, que me va a dar el hachazo a mí, así que, esprinto como un loco, adelanto a Juanra y a Víctor, y, de la onda expansiva, alcanzo a Busti, del TRIATLÓN COLINDRES, que iba justo delante de ellos, llegando a meta literalmente "infartao". El parcial a pie final me salió a 3:35 min/km (con el 35º mejor puesto), mucho mejor de lo que pensaba, pero sin duda, debido a que no me castigué demasiado en la bici.

El puesto final fue el 42, de 172 participantes. Ciertamente muy satisfecho de haber corrido (y sufrido) muy bien, de haber tenido la osadía de sentirme, por unos escasos 300 metros, como Manu Pando atacando en bici (jaja), y de comprobar que, aunque mi guerra, teóricamente, pasa más por los triatlones, voy cogiendo un buen estado de forma. El "pero" fue no haber podido bajarme a correr en la delantera del grupo de bici, porque fácilmente hubiese quedado 8 o 10 puestos más adelante, tranquilamente, pero me parece que, los premios en metálico, eran los mismos = 0,00 €.

Como dice Zubi, del TRIATLÓN BUELNA, ¡plato y tuerca!. Sí, señor.

2 comentarios:

  1. Ese César, muy wapas las crónicas!!
    Me ha quedado claro la labia que tienes cucu... jejeje enhorabuena saber disfrutar del deporte y a la vez conseguir buenos resultados. Creo que ambas cosas son difíciles de compaginar.
    Me apunto tu blog.
    Un abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Pedro, se me olvidó mencionar la hamburguesa de novilla al Tresviso con nueces y la tarta de chocolate (al punto de chocolate y con guarnición de chocolate) que disfrutamos la noche antes. Pero no quería dar demasiada munición al enemigo, jaja. Otro abrazo, tío

      Eliminar